El ciberespacio se expande gracias a las tecnologías digitales y gracias al uso que de ellas hacemos. Se habla de procesos de apropiación de la red, pero todo el proceso está supeditado a los medios materiales, el hardware, los terminales móviles y a los inmateriales el software, las apps y todo ello está mediatizado por la energía. Y la energía está en manos de quien está. La socialización emergente siempre estará determinada por sus requerimientos previos. El intercambio de ideas no se produce sin los objetos, pero se produce y genera un espacio distinto al de lo material. La idea, el conocimiento es el factor característico del ciberespacio. La tecnología siempre ha servido para transformar el entorno, (por eso la antropología se interesa por su estudio), en el contexto actual tal como dice Lévy (2004) la tecnología puede incluso reproducir el espacio recreándolo de manera virtual.
En algún momento de la historia se buscaron sociedades arraigadas en un espacio sólido, hoy la sociedad fluctúa en un espacio (líquido según Bauman) gaseoso, etéreo. Los referentes actuales cambian muchas veces en poco tiempo, al menos en la superficie. Nuestro espacio ya no se sitúa en la naturaleza, ni en la bucólica represntación imaginaria de la naturaleza, se sitúa en el ciberespacio virtual que nos ha fagocitado para autoconstruirse, para clonarse.