Los lectores de las TICs

Hay un debate acerca de cuanto se lee en el presente. Se habla, hace tiempo, de la incompatibilidad entre la lectura y las tecnologías audiovisuales, tanto desde la perspectiva de la educación como de la comunicación. Se hacen encuestas sobre hábitos lectores que muestran aparentes bajos niveles de lectura. La gente no va a las bibliotecas públicas, si no es para conectarse a Internet a través de los ordenadores que se han adueñado de las salas de lectura, la venta de periódicos y revistas ha caído en picado en las últimas tres décadas. Las mismas encuestas explican que en los hogares no hay libros, que las madres ya no leen cuentos y los maestros no estimulan la lectura. Ya no se ven niños leyendo en los patios de la escuela, ni viajeros en los medios de transporte con un libro o un periódico en las manos.


Se realizan, (cada vez menos, eso sí), campañas para incentivar la lectura, y las que se hacen promovidas por instituciones públicas y por editoriales y librerías, asocian la lectura solo con los libros. Se confronta la lectura al uso de los medios audiovisuales. (Ver aquí el "Plan de Fomento de la Lectura 2017-2020 con el lema ‘Leer te da vidas extra’" de la La Biblioteca Nacional de España cuyo eslogan está en clara relación con los videojuegos). No se puede ignorar que la mayoría de interacciones que tienen los usuarios con los dispositivos digitales requieren leer y escribir, (por ejemplo para usar el correo electrónico, para participar en redes sociales o chatear, para buscar información o para estudiar). Como dice García Canclini (2005: 3) se contabilizan los datos de las encuestas sobre los usos de TICs "en relación con la caída de lectura de libros y otros materiales para explorar si existe alguna relación causal, que por el momento no puede ser establecida". Se mantiene, pues, la brecha entre la lectura y los recursos tecnológicos digitales, (como entre la educación y la televisión). Lo cierto es que el tiempo que dedicamos a las pantallas no lo dedicamos al papel, pero cabe preguntarse si en lo que se refiere a la lectura, se trata de una sustitución o de un desencuentro.

Letras, palabras e imágenes han convivido en todas las culturas, pero nunca como en el presente. Empieza a cambiar la concepción de una educación textual en favor de la interacción con las TICs. El libro ha dejado de ser uno de los pilares vertebrales del saber y de la imaginación. Las culturas se recomponen con la globalización. Libros, radio, televisión, cine, teatro, la vida pública en general, sus presencias se expanden, se contraen y se solapan, sin llegar a desaparecer. Canclini habla de "la convergencia digital" y "la integración multimedia" como fenómenos que han ampliado el ámbito de las posibilidades para los lectores, ("lectores-espectadores-internautas"), incluyendo imágenes y sonidos, que ya no se pueden desligar ni de los hábitos de consumo ni de los planes de producción de las empresas del ramo. La lectura parece, en estas circunstancias, haberse convertido en consumo.

Cabe redefinir, a partir de esta situación, lo que es la lectura. Muchos estudiosos se cuestionan si frecuentar las redes sociales, leyendo y escribiendo durante horas, a través de las pantallas es, en realidad, leer y escribir. Para ello Canclini propone indagar a partir de encuestas y observaciones etnográficas, el "giro antropológico" en las conductas de los lectores, tanto de papel o de pantalla como de la inevitable coexistencia entre ambos sistemas.


Referencias:

García Canclini, Néstor et al. (2005). Hacia una antropología de los lectores. México, Paidós. [En línea]: <http://www.fundaciontelefonica.com/arte_cultura/publicaciones-listado/>. [Consulta: 10/12/2017]