Clic por los derechos humanos

Vivimos tiempos de involución democrática, de recorte de derechos civiles y de olvido de los derechos humanos más elementales. ¿Cuándo no?. El caso es que los derechos humanos se han conculcado de forma sintomática desde que se establecieron como inalienables, pero en la actualidad el atropello es más visible que nunca. Visible no quiere decir vistoso, el tupido velo de la ignorancia cumple con su misión y quien no quiere ver, no ve.


Existe una estrecha relación entre derechos humanos, ciudadanía y redes digitales. Los elementos que nos permiten tener una nueva concepción de esa relación se pueden ver, si se quiere, en la libertad de acceso al conocimiento y en la facilidad para participar de él, (conocimiento libre). Esto forma parte de la "cultura" o "ecosistema digital", o mejor, de su faceta más justa y solidaria. La ciencia y la tecnología, las TICs, se han constituido como nuevos ingredientes estructurales de una ciudadanía que necesita valores y principios éticos, también nuevos. Las posibilidades y las consecuencias de las nuevas tecnologías van muy por delante de las regulaciones de derechos que necesitan para existir en sociedad. Nuevas formas de relaciones, nuevas comunidades sin territorio localizable y que se comunican en lenguajes desconocidos, (al menos al principio), y de forma no presencial, nuevas relaciones entre lo humano y lo técnico, requieren una nueva interpretación de los derechos humanos. Es necesario entonces que, como miembros con derechos de la sociedad nos apropiemos de las nuevas tecnologías.

Las posibilidades que las redes digitales ofrecen a los ciudadanos determinan su libertad de expresión y el derecho a la información. Según Javier Bustamante, (2010) 📚, hay dos aspectos posibles de esta situación que afectan a los derechos humanos. En primer lugar se puede eliminar la consciencia ciudadana y se puede promover el desinterés por el ejercicio de los nuevos derechos, a través del control, la privatización y la comercialización de los medios y por el uso no comprometido de redes sociales y de las opciones de ocio que ofrecen las nuevas tecnologías. Una situación en la que la brecha entre los derechos de la ciudadanía y los beneficios de las instituciones que gestionan el conocimiento se amplia, es la vía hacia a una "hipociudadanía", hacia una escasez de derechos. La otra posibilidad es la de la "hiperciudadanía", que requiere de implicación y plena consciencia del ejercicio de los derechos por parte de la ciudadanía, tanto los adquiridos como los nuevos, para configurar un marco ético-jurídico participativo y confiable. Tal "ciudadanía digital" debería (1) emplear las TICs para sus propios intereses, definidos al margen de los establecidos; (2) ser muy consciente, en su practica, del impacto y de las posibilidades de participación en los sistemas políticos que ofrecen las tecnologías; (3) contribuir, en lo posible, a ampliar el acceso permanente y abierto a la información, a las ideas y a las creencias, eludiendo las restricciones técnicas o legales; no basta con participar de los servicios informáticos como consumidor, es necesario contribuir a la creación colectiva de conocimiento e información a través de una amplia defensa de la inclusión digital; (4) los ciudadanos tienen derecho a participar de los asuntos públicos a través de los nuevos medios; (5) en la sociedad de la información existen bienes comunes, (el procomún), que no se pueden privatizar y con los que no se puede especular, hay que definirlos y defenderlos; (6) las desigualdades tecnológicas son una más de las luchas de la ciudadanía y se relacionan con las económicas, las étnicas, las territoriales, las sexuales, etc.; (7) hay que protegerse contra el uso interesado de los datos que suministramos a la Red y contra la vigilancia  y el control institucionales; (8) apostar por los instrumentos considerados "libres", (software, conocimiento y cultura popular), para construir una comunidad interconectada libre de dependencias y deudas; (9) tenemos derechos como consumidores que van más allá de lo económico, debemos participar en lo que afecta a nuestras vidas diarias y exigir la evaluación y el control de las consecuencias de la difusión de las tecnologías, (Bustamante, 2010).

Las TICs, como cualquier otra tecnología, no son neutras. Quienes usamos los medios les atribuimos un significado, un sentido, una razón de ser muy diferente según quienes seamos en cada momento y en cada lugar. Las posibilidades que nos ofrecen las tecnologías pueden resultar tanto emancipadoras como restrictivas. Nuestro entorno no está compartimentado, no es diferente lo social de lo político ni lo natural de lo tecnológico, por lo tanto nuestra perspectiva será siempre múltiple. Las TICs no se pueden desligar de nuestros derechos elementales a los que han redefinido en poco tiempo, ni de nuestras vidas que necesitan redefinirse a cada instante. La tarea está en nuestras manos.


Referencias:

Bustamante Donas, Javier (2010). "La cuarta generación de derechos humanos en las redes digitales". TELOS (Cuadernos de Comunicación e Innovación). Madrid: Fundación Telefónica. [En línea]: <https://telos.fundaciontelefonica.com/revista/> [Consulta:13/04/2018]