Internet, entre oralidad y escritura

La relación entre habla y escritura era tema de debate ya antes de que se impusiera Internet. Ondas sonoras y signos gráficos materiales no se oponen, ni se excluyen entre sí, sino que se relacionan de manera gradual en un espectro que va desde el punto de vista del texto, (recursos lingüísticos de cada modo de comunicación) al contexto, (situación concreta en la que se produce la comunicación).

Cuando hablamos, (cuando usamos un lenguaje), en Internet, en general, lo hacemos tecleando, o pulsando la pantalla de algún dispositivo. Hablamos escribiendo. Por lo tanto, usamos una forma de expresión oral a través de una forma de expresión escrita. Se ha intentado así definir esta nueva forma de comunicación estudiando las relaciones de la oralidad con la escritura y a parir de esto se considera la mediación de la tecnológica como capaz de generar un nuevo lenguaje con rasgos propios. Para denominar esta forma digital de utilización de la lengua se proponen nombres como: "discurso escrito interactivo"; "texto escrito oralizado"; "deformación textual", "palabra oralizada" y "oralidad escrita", "conversación (virtual) escrita", etc...


Aquí, una vez más, existe una inmensa cantidad de literatura y una enorme complejidad de los problemas a tratar. Las comunicaciones mediadas por ordenador, las CMO, (que constituyen en si mismas una disciplina académica de estudio), se definen, a grandes rasgos, como: (1) una forma híbrida entre lo oral y lo escrito; (2) una lengua nueva y diferente; (3) una nueva forma de oralidad,(opuesta a las de la radio y la televisión), que no necesita de la presencia física de los hablantes.

Estudiando las CMO destacan autores como David Crystal (2002) 📚, que sostiene que el lenguaje e Internet tienen, al compararlos, más puntos en común con la expresión escrita que con la oral aunque no cree que sean lo mismo lenguaje digital y escritura. Hablar en Internet tampoco es "hablar" en sentido estricto, ya que en la Red, no se producen los fenómenos paratextuales y de expresividad del habla simultanea cara a cara, (no hay respuestas o retroalimentación inmediata, ni solapamientos, se rompen los "pares adyacentes", etc.). Las limitaciones se compensan en parte con invenciones orto-tipográficas. Por eso la comunicación parece telegráfica, fría, sin espontaneidad a pesar, (o gracias a ella), de la posibilidad de editar los mensajes, de la misma manera que los textos no se organizan con el cuidado de los escritos tradicionales sobre papel. La "ciberhabla", una nueva clase de comunicación, se sitúa para Crysytal con un pie en lo oral y el otro en lo escrito. (Crystal, 2002: 37 y ss.).

La lingüista estadounidense Susan C. Herring, (citada por, Sampietro 2016) da algunas razones por las que piensa que los intercambios mediados tecnológicamente son un tipo de comunicación oral: (1) los propios usuarios no utilizan "escribir" o "leer" cuando dicen que que "hablan" con alguien o que el interlocutor "habla" de algo; (2) en diálogos on line, cercanos a la escritura, se usan estrategias de la conversación, como el code-switching (cambio de código en el uso en el habla, en personas que conocen más de un idioma), se imitan los rasgos prosódicos, se turnan los intercambios, (aunque más lentos que en la transmisión oral) y se usan marcadores discursivos; y (3) las distintas posibilidades de expresividad de la direccionalidad (señalar), y la deixis (señalar cosas exteriores al discurso).

Según el autodenominado "ciberantropólogo" Mayans i Planells (🔗), no viene al caso discutir si oralidad o si escrutura, la CMO es una especie distinta. No hay hibridación de géneros, el "género chat", por ejemplo, es estrictamente nuevo aunque dependa de las categorias tradicionales de uso. En el chat, (charla o cibercharla), el habla es reflexiva y la escritura es espontánea. La falta de información extralingüística y paralingüística se compensa por medio de tretas que imitan el lenguaje no verbal. Así, se puede decir que cada soporte tiene su propio género y busca su propio equilibrio entre oralidad y escritura. De manera que si el chat se parece a hablar, el blog se parece a escribir, pero cada uno tiene su propio lenguaje de mediación para comunicar. Algo parecido ocurre con el correo electrónico que incluye más o menos rasgos de ambas formas en relación con el uso más o menos formal que de él se haga. El Watsapp, (la mensajería instantánea), es el soporte que mayor integración ha conseguido entre la comunicación oral y escrita.

En su libro Análisis del discurso, López Alonso (2014, citado por Sampietro 2016) utiliza el término “interdiscursividad” para denotar esas relaciones entre distintos tipos de discurso. Los discursos digamos "tradicionales" conviven con los discursos "digitaltes", aunque estos produzcan sus propias estructuras como sustento de los prototipos de los nuevos modelos digitales.

Agnese Sampietro (2016) 📚, en su tesis doctoral, Emoticonos y emojis: Análisis de su historia, difusión y uso en la comunicación digital actual, cita además las reflexiones de otros muchos autores. Hay quien considera la CMO una lengua criolla, nacida del contacto entre la comunicación oral y la escrita a partir del estudio de los correos electrónicos y por la dificultad de identificar estos mensajes como una cosa o la otra. En los correos electrónicos la sintaxis y la morfología tienen características de los dos códigos, el estilo y el léxico son orales y el motivo, la correspondencia, es una dinámica social que tiene que ver con lo escrito (Baron, 1998 citado por Sampietro 2016). Otros creen que las CMO se parecen a la escritura en la separación espacio-temporal a la que obligan y se parecen a lo oral en la interactividad directa donde se comparten referentes  y contextos, (Baym 2000 citado por Sampietro 2016). Para algunos la falta de un marco físico compartido es muy determinante para la interacción y provoca efectos como los cambios de registro, las repeticiones y alteraciones que aun están por ver, (Georgakopoulou 2011, citado por Sampietro 2016). Por último, (aunque no para acabar), siempre según Sampietro (2016), Dresner (2005) 📚defiende que las CMO tienen una naturaleza híbrida, a partir del estudio de los chat en términos topológicos. Dresner ha observado que en los chats se conversa en términos "espaciales", tal como funciona el oído y la vista. En el plano perceptivo, en los chats, la información se presenta de forma simultánea y conjunta, (como cuando oimos ruidos ambientales al mismo tiempo que mantenemos una una conversación real en un contexto físico), y tenemos, más o menos, la misma información y la sensación de encontrarnos en un espacio compartido. En cuanto a la visión, la conversación del chat, aparece la pantalla, (un objeto físico), lo cual permite una percepción espacial y la disposición jerarquizada del texto obliga a prestar atención dirigiendo la mirada a un punto, como en una conversación cara a cara.